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¿Cómo afecta el alcohol mi manera de conducir ?

El consumo de alcohol, aún en cantidades relativamente pequeñas, es un riesgo al volante, aunque no lo creas.

Conducir un auto requiere un gran número de capacidades físicas y mentales. Todas son indispensables para prevenir accidentes. Entre ellas, están la coordinación, los reflejos y la capacidad de atención. Además de echar mano del sentido de orientación y memoria, así como la precisión y fuerza que se requieren para frenar oportunamente.

Según la Organización Mundial de la Salud, en su manual “Beber y Conducir”. Los efectos inmediatos del alcohol sobre el cerebro son depresivos o estimulantes. En otras palabras, si bien está relacionada con la cantidad consumida, por mínima que sea, hay una reacción.

Al estar al volante es necesario estar alerta de las señales, por ejemplo, el cambio de luz de un semáforo. Por lo que el estado de alerta disminuye en proporción directa a la cantidad de alcohol que se consuma.

A nivel fisiológico, el alcohol provoca un deterioro de las facultades que incrementa las probabilidades de sufrir un accidente. En otras palabras, torna los reflejos más lentos y reduce la atención y la agudeza visual.

Si a ello se agrega el uso de celular, exceso de velocidad o desdén del cinturón de seguridad, las consecuencias son fatales. Además, bajo los efectos del alcohol se pierde la clara percepción del entorno.

Así que la próxima vez que te digan: “Manejo mejor borracho”, es la primera señal de alerta e irresponsabilidad. ¿Aún consideras que mezclar el alcohol y el volante es un acto responsable?

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